Por medio de figuras que van desde el naturalismo más puro hasta un esquematismo impresionante, el arte rupestre plasmado en los abrigos rocosos de Villar del Humo, representa uno de los focos culturales más interesantes de la península. Está catalogado en el segundo de los tres estilos muy diferentes en que se divide el arte prehistórico, la pintura parietal levantina, única de sus características en el arte prehistórico universal.
El estilo de arte rupestre levantino se distingue por sus recurrentes escenas de caza con hombres y animales así como por su localización en cuevas de escasa profundidad y en rocosas paredes verticales, en la parte más alta de barrancos y farallones, casi siempre lugares de bastante difícil acceso.
En cuanto a su naturaleza y significación, la mayor parte de los estudiosos sostienen que el arte rupestre levantino tiene un valor esencialmente religioso o mágico. La magia de la caza convertiría los abrigos en santuarios, lo que explica el hecho de que multitud de lugares mucho más aptos de más fácil acceso para pintar no fuesen utilizados. La proximidad de varios abrigos en una distancia mínima resulta sintomático de su sentido como santuario.
Las escenas del complejo rupestre de Villar del Humo se centran sobre todo en la representación de animales propios de la zona: ciervos, cápridos, bóvidos y jabalíes.
El arma más representada es el arco, aunque sólamente en tres casos aparece la figura del arquero en actitud de disparar, lo que confiere a las escenas un carácter más simbólico que narrativo. Es un dato a señalar que la figura del toro también está representada con una gran precisión naturalista.